¡Hola amigonejos!
Hoy os voy a hablar de forma más personal, quiero contaros:
Cómo Lala llegó a nuestras vidas, de cómo adoptamos a Lala.
Siempre pensé que cuando Mico tuviera el año tendríamos otro conejito para que le hiciera compañía. Ya sabéis que los conejos son animales sociales y lo ideal es que siempre tengan a otro con el que convivir, la cuestión del año era porque así me daba tiempo a saber si iba a ser una buena mamineja. Al pasar el año me di cuenta de que sí lo era y de que quería a Mico con todo mi corazón, así que era lo suficientemente responsable como para responsabilizarme de otro. Me informé y supe que la mejor combinación para conejitos eran macho y hembra castrados, como Mico ya estaba castrado la decisión fue sencilla.
No compres, adopta
Ahora venía la parte más complicada: encontrar una coneja en adopción en Sevilla -que es donde vivi(a)mos- y digo complicada porque a pesar de haber muchas protectoras de animales, ninguna se ocupa de conejos. Así que tuvimos que ampliar horizontes. Gracias al poder de internet hoy todo es más fácil y en torno a Mayo (de 2015) encontré una asociación en Málaga que tenía cuatro conejitos en adopción. Instantáneamente me enamoré de una y…¡estaba libre! Me puse en contacto con la asociación No soy un Juguete y me dijo los pasos a seguir, rellené el formulario (fue un momento muy tenso porque me la jugaba de todas todas!!) y lo envié con la esperanza de que la persona al otro lado de la pantalla pensara que yo era una buena opción. Afortunadamente Alba pensó que lo era y Lala (antes se llamaba Dana, como las estrellas del rock que se cambian de nombre) pasó a estar reservada ¡y yo me moría de la ilusión!
Ya quedaba menos…
Pero Lala tenía que ser vacunada y esterilizada, así que tuvimos que esperar un poco hasta que se fijó el día de la operación. Parece una tontería, pero las maminejas sufrimos mucho cuando nuestros peques pasan por el quirófano, aunque sean operaciones que los veterinarios están hartos de hacer, así que ese día en el trabajo lo pasé un poco nerviosa. Finalmente y tras la operación, Alba me comunicó que la pequeña no estaba preparada aún para la operación ya que sus ovarios no estaban desarrollados, así que la tuvieron que cerrar y llevar a casa, antibióticos y unos días más de recuperación y a esperar a que la pequeña creciera…finalmente y tras otras revisiones volvieron a operarla y esta vez todo fue correctamente…hasta que tuvo la revisión y el veterinario vio que tenía el abdomen muy hinchado y que parecía que tenía una hernia, la pobre Lala otra vez a quirófano. No obstante no fue una hernia, pero hubo que arreglarle una cosilla fruto de la operación. Tras siete días más de antibiótico y visita al veterinario, por fin le dio el alta, Alba me dijo que ya podía ir a recogerla. Creo que fue uno de los momentos más alegres de los últimos meses, ¡por fin iba a conocer a mi peque!
Rumbo a Málaga, no podía estar más nerviosa. Llegó la hora y por fin vi llegar a una chica con transportín, ¡era Alba! ¡Sí, por fin! Como en toda adopción, hablamos sobre su personalidad y firmamos el contrato. Ahora Lala ya podía venir conmigo, con nosotros. Pero quedaba una agridulce despedida, la de Alba con su Dana. Verlo fue un momento muy tierno y muy triste a la vez. La labor que hacen las asociaciones y protectoras es increíble, es muy difícil no coger apego con los pequeñines que recogen y, según comentaba ella, con algunos les cuesta más despedirse sobre todo cuando han estado tan pendientes de ellos por su salud. Gracias Alba, gracias por cuidar tan bien de nuestra peque, la tuya y la mía.
Y llegamos a casa y Lala conoció su nuevo hogar…otro día os cuento el proceso de socialización de estos dos peludines.