Reunimos aquí algunas de las curiosidades sobre conejos que quizá no sepas. Algunas de ellas son muy importantes que las conozcas, puesto que pueden repercutir sobre la salud de ellos.
- Los conejos no son roedores, son lagomorfos. ¡No vuelvas a llamarle roedor! Aunque roan, los conejos son lagomorfos: tienen 6 pares de incisivos (un par detrás de otro en la parte superior y otro par en la parte inferior), comen vegetales (los roedores comen de todo), tienen pelo en las patitas y rabo, tienen el labio superior dividido en dos (no todos los roedores lo tienen así y si lo tienen es menos pronunciado), se aclimatan a través de las orejas -es por eso que suelen ser grandes y destacar en el conjunto del cuerpo, en la naturaleza viven en madrigueras a ras de suelo mientras que los roedores tienen más opciones.
- No hace falta que los laves, ellos mantienen una higiene personal diaria. Los conejos no se lavan, salvo contadas excepciones (y siempre sin lavarle la cabeza).
- Comen caca, como ya os contamos, necesitan algunos nutrientes que se encuentran en sus cacas.
- Cuando nacen, son ciegos, sordos y calvitos. Es decir, con los ojitos y los oídos cerrados y sin pelo. A los 3 o 4 días empieza a crecerles el pelo y a los diez días aproximadamente abren los ojos y los oídos.
- Existe una raza de conejos, los de Flandes, que son gigantes. Pueden pesar hasta 8kgs. ¡8 kilos de ternura y adorabilidad!
- Es importante vacunarlos una vez al año. La mixomatosis es una enfermedad contagiosa, la creó el ser humano para controlar «plagas» y fue introducida en Australia (1950) y Francia (1952) porque decretaron que había exceso de conejos…
- Sus dientes crecen durante toda la vida (entre 2mm y 3mm por semana). Por eso es tan importante que los desgasten, ya que de lo contrario pueden tener serios problemas dentales. Una buena alimentación basada básicamente en heno es vital para que no sufran sobrecrecimiento y con ello problemas de salud.
- Los conejos tienen tres párpados: el superior, el inferior y uno intermedio que les protege cuando están en una lucha o para proteger el ojo del viento, por ejemplo.
